
Las investigaciones realizadas al Covid-19 señalan el origen zoonótico del virus. Mientras la presión humana sea más alta sobre los ecosistemas, las probabilidades de aparición de nuevas pandemias zoonóticas aumenta. Foto: Science Photo Library.
- El SARS-CoV-2 tiene origen en la excesiva presión que la Humanidad ejerce sobre los ecosistemas, muchos de los cuales son frágiles o de alta biodiversidad. ¿Qué lecciones nos deja esta pandemia en torno a nuestra relación con el ambiente y con la ciencia?
Patricio partió por recordar un curso que llevó en 2015 sobre Epidemiología, en donde todo se sentía como una película, se narraban eventos lejanos como la pandemia de 1920 o la peste negra.
Patricio V.: El hombre moderno se sentía superior a nuestros antepasados de hace 100 o 200 años y, sin embargo, vino un virus SARS -un virus respiratorio- que nos reventó la burbuja. Que nos dice que estamos en nada. Que nuestro avance en ciencia es minúsculo. Pero de ahí tienes el desarrollo de cuatro o cinco vacunas en solo un año. Algo sin precedentes. Sin precedente «entre comillas» pues todo el mundo de la salud se dedicó a esto. Se suspendieron investigaciones sobre otros temas como el cáncer, sida, malaria, etc.
Por otro lado, Víctor centró su atención en el valor del presente.
Víctor K.: La inseguridad es permanente. Que nosotros vivimos una vida humana precaria. Pero más que eso: es que el presente es lo único que importa. Eso quiere decir que tenemos que cambiar nuestra atención.
¿Dónde está nuestra atención generalmente? se pregunta Victor. En lo que queremos. En lo que vamos a conseguir. En lo que vamos a comprar de internet. En lo que vamos a hacer mañana, en las vacaciones. Entonces, nosotros estamos viviendo en una burbuja, pero una burbuja de imaginación y fantasía que está alimentada por unos medios, digamos, que no tienen alma.
De lo que se trata es de comenzar a seguir esta lección de que el presente es lo importante. Porque con esa atención nos empezamos a dar cuenta de que en el mundo estamos acompañados de muchas cosas. Esta sensibilización del presente incrementa nuestra atención a lo que está alrededor nuestro y comenzamos a ver relaciones que le dan vida al mundo. Y cuando el mundo está animado, tiene otro valor, otro aspecto. La mejor lección que podemos sacar de esta pandemia es la importancia del presente. La fragilidad radical de nuestra experiencia y el hecho que su valor está en el presente. No en lo que podemos hacer. No en lo que queremos hacer. En el poder vivir lo que está frente a nosotros.
En esa línea, Víctor nos compartió una experiencia.
Ahora camino por mi casa y, de pronto, veo un libro que he querido leer hace años y no he podido. Ahora lo recojo, lo miro. De repente, me quedo pegado una hora. Después vuelvo. Este ritmo distinto que estamos viviendo por la pandemia debería ser una cosa por conservar. Una cosa que apreciar. Una cosa por cultivar en la nueva normalidad.

Víctor Krebs destaca la importancia de «vivir el presente» como una de las lecciones de la Pandemia.
Foto: Agencia Andina.
- En un artículo del 2018, Víctor escribió algo que se asemeja a lo que estamos viendo en la actualidad: «El Antropoceno es una época de duelo; duelo por lo que estamos dejando de ser y duelo por lo que está muriendo alrededor nuestro. A través de este duelo, tal vez podamos hacernos, poco a poco, más receptivos a lo que está emergiendo desde nuestros escombros y más capaces de tomar conciencia de lo posthumano que ya asoma«. ¿Cómo ven ese futuro posthumano o postpandemia?
Víctor, en principio, partió por responder sobre lo posthumano.
Lo posthumano es un concepto que todavía está sin mucha definición. No como una condición después de lo humano, sino más bien como un espacio en el que nos encontramos. En el que empezamos a cuestionar nuestra consecución de nosotros mismos. Nuestra concepción de nuestra relación con la naturaleza. En la que hemos concebido la naturaleza humana –la que viene del Humanismo– que tiene una serie de lastres de la que nos estamos deshaciendo. Pero más allá de eso, nuestra relación con la naturaleza tiene que cambiar.
Posteriormente, se refirió al duelo reseñado en un premonitorio artículo:
Eso es parte del duelo. Dejar atrás todo aquello con lo que nos hemos identificado. Quisiera enfatizar, más bien, la celebración que tiene venir con eso. Porque eso está abriendo nuevas posibilidades. No estar ciego a eso. Siempre estamos criticando. Pero no estamos viendo todo lo que nos hace, por un lado, mal. Nos destruye. También nos abre una posibilidad (…) Hay que enfatizar en lo nuevo que está abriéndose y tratar de darle impulso a eso. Para que eso deje verdaderamente atrás todo lo que ha causado el sufrimiento.
Me he dado cuenta de que mi voluntad y deseo de hacer algo es mucho más potente e importante que lo que era antes. Como que, de alguna manera, me ha dado más fe en el hecho de cómo pienso las cosas. Me parece una intuición que ha ido madurando con esta experiencia de mayor atención, de mayor lentitud. De que hay, en nosotros, una capacidad de transformación que tenemos, simplemente necesitamos conectarnos a ella para que tenga efecto.
En esa misma línea, Patricio añadió un comentario:
Ponerle una dosis de optimismo (…) Eso como que se ha perdido un poco. Ahora todo es sombrío. Ahora todo es gris. Todos conocemos, por lo menos, a un par de personas que ha fallecido por el COVID. Tenemos que pasar adelante. Me gustó mucho la alegría. Esta exaltación cuando llegó el primer avión con vacunas. Le hicieron seguimiento por internet con cumbia, con el himno nacional cuando ingresó al Perú. ¿Quién iba a pensar que algo así iba a pasar?

Patricio V. destaca la resiliencia de los ecosistemas andinos. En un escenario de cambio climático severo serían espacios que garanticen acceso a recursos claves como agua limpia, suelo fértil y condiciones climáticas medianamente estables. Foto: Cusco Inside.
- En relación a esta dualidad entre duelos y posibilidades. Llevando esta relación al campo del cambio climático. Es recurrente enfocarnos en las áreas con mayor vulnerabilidad como Lima Metropolitana y en general la costa peruana, que posee estrés hídrico. Pero si cambiamos el enfoque de la pregunta, ¿cuáles serían las áreas que tiene mayor capacidad de resiliencia, de adaptabilidad si nos ponemos en un escenario climático complejo?
Patricio V.: Las zonas más resilientes serían las zonas altoandinas. En ellas, si bien es cierto –producto del cambio climático– ya se están viendo algunos cambios como en los parámetros de lluvia. No hay aumento ni una disminución, sino una migración de las épocas de lluvia. Antes llovía exclusivamente de enero a marzo. Ahora llueve de diciembre a abril. Entonces, tenemos una ventana más amplia. Los terrenos andinos son mucho más sólidos, mucho más compactos en algunas zonas. Quienes la tenían clara –en ese aspecto– eran los incas. Ellos sabían exactamente cómo y dónde construir. Nunca en los cauces de los ríos. Nunca cerca a quebradas. Sino arriba en las zonas inundables.
Creo que el Perú del 2060-2070 va a ser radicalmente distinto al que estamos. Ciudades como Huancayo, Ayacucho, Tarma van a tener una preponderancia mayor de la que tienen ahora. Y ciudades como Piura o Tumbes van a estar, básicamente, inhabitables. Eso va a ser un cambio fuerte que ya se está viviendo ahora. Tumbes, Piura y Sullana están teniendo picos de 36°C, cosa que el registro histórico está subiendo. No hay señales de que vaya a bajar. La geopolítica del 2050 va a ser totalmente distinta de la que estamos viendo ahora.
Si retrocedemos a nuestra historia, en la ciudad de Caral, ¿cuál fue el principal factor que condicionó la desaparición de esa cultura? Fue una sucesión de fenómenos del Niño. Si uno estudia la ciudad de Caral, lo que lo afectó fue una serie de huaicos, inclusive trataron de construir una pequeña muralla de adobe que, al final, se llenó y la rebasó. Lo que destruyó a los caralinos no fue una guerra. No fue una conquista. Fueron fenómenos naturales. Igual (situación) en Chan Chan y Chavín. No somos muy distintos, por más que tengamos satélites.
Con toda la modernidad que tenemos, seguimos siendo pequeños. Totalmente a merced de un fenómeno de la naturaleza violento como es el Niño, un terremoto, una erupción volcánica.
- Hace un par de semanas, la misión Mars 2020 arribó a Marte. ¿Qué significa este hito para la ciencia en el siglo XXI?, ¿cuál es la diferencia con lo sucedido en el siglo XX?
Patricio V.: El hombre llegó a la Luna en el marco de una carrera de dos potencias. Eran cuestiones de Estado. Allí la ciencia avanzó a empujones de un tema político (…) Allí empujamos la ciencia a sus límites y felizmente todo salió bien. Y mucha gente me pregunta, ¿por qué no volvimos a la Luna? Porque ya no había motivo.
Marte es distinto. Ya se está teniendo una visión de largo plazo que es la perpetuidad de nuestra especie. Estamos con el reloj en cuenta regresiva. Pueden ser 100, 200 o 1000, 1500 o 1 millón de años. Si queremos mantener nuestra perpetuidad en el sistema solar, vamos a tener que mudarnos de casa (planeta) tarde o temprano.
El Perseverance ha sido importante por dos cosas: Primero, está llevando un laboratorio en el que harán los primeros intentos de –gracias a la superficie marciana– extraer oxígeno. Si este experimento funciona, el siguiente paso sería mandar naves gigantescas que aterricen en Marte y comiencen a producir oxígeno para que cuando nosotros lleguemos el 2030 o 2035, ya tengamos una reserva de oxígeno para respirar. La segunda es que el Perseverance ha llevado un pequeño dron que va a traer las primeras muestras si es que se puede volar. La atmósfera es 7 veces más ligera que acá. Entonces, se necesita otro tipo de mecanismo.
Víctor K.: Esta idea de emigrar me parece que es parte de un impulso, ya no de competencia, sino un impulso de evasión. De lo que tenemos que hacer antes de colonizar otros lugares, que es transformarnos. Ser otra especie de la que somos. Porque si no vale la pena perpetuarnos, ¿de qué nos sirve perpetuarnos si vamos a hacer lo mismo con otros planetas? La tarea no es una tarea externa: es interna. Si hay algo que tenemos que hacer es reconstruirnos adentro para que luego podamos hacer algo afuera. No digo que paremos la ciencia, sino que no dejemos que eso nos distraiga. Que la ciencia se convierta en un espectáculo y ese espectáculo lo único que hace es desconectarnos de aquello que es más importante de recuperar en nuestra vida. Tengo sentimientos ambivalentes con respecto a estos intentos de llegar al espacio.
- Además, a diferencia del siglo XX, en esta oportunidad se vienen sumando fondos privados como SpaceX o Blue Origin. ¿Qué posibles consecuencias puede desencadenar la participación de fondos privados?
Patricio V.: Tiene impulso privado porque en los gobiernos ya no hay impulso como en los 60’s, 70’s, que era casi una cuestión de país. Ahora es más por temas de ciencias y de preservar nuestra especie a largo plazo.
Víctor K.: No es poca cosa que quienes están orquestando todo esto son personas que tienen dinero. Ya hay muchas series de ciencia ficción en las que el futuro lo ven dividido como metrópoli. Un mundo que está dividido entre aquellos que tienen (dinero, posibilidades) y aquellos que no.
